lunes, 15 de abril de 2013

L'extensió de la por

Un dels trets característics d'aquest període dels anys 20 i 30 va ser la superposició de diferents pors (al comunisme, a l'economia, als canvis socials, als avenços científics, a l'expansió de les tares genètiques, al protagonisme de les masses, etc., etc.). En paral·lel amb el desprestigi de les jerarquies -que havien portat al món la bogeria de la guerra en 1914- s'estenia la por a un món on la vulgaritat i la barbàrie es fessin senyores gràcies al predomini d'una majoria poc lletrada. De fet, va ser així, però no per l'èxit dels anarquistes, sinó del feixisme més fanàtic. Aquest text ens ho fa imaginar:

EL DESCENSO A LA BARBARIE

    "Una cosa está clara: hoy las naciones están jugando con fuego. La paciencia de los pueblos se aproxima a su fin. Eso no quiere decir que el pueblo se alzará como imaginaron los optimistas del siglo XIX, acabará con los gobiernos decadentes y encontrará un nuevo orden. La perspectiva no sería tan grave si, más allá del humo de la explosión, pudiéramos ver el orden nuevo a punto de surgir. El peligro es que se extienda al poder la inmoralidad anarquista. En lugar de Estados que se elevan a los criterios morales esperados por los individuos, puede que estos se vean arrastrados al nivel inmoral de los Estados (...) Hay algo peor que la más aterradora de las revoluciones, al igual que hay algo más mortífero que la más violenta de las erupciones, y es el frío de la desesperanza absoluta y el demoronamiento en el ser humano de la capacidad para sacrificarse por algo, debido a las reiteradas traiciones. Entonces todos los hombres de entendimiento huyen del mundo y los únicos que quedan son peores que animales. El bandolero despreciable y el gángster son los sucesores nombrados de los dirigentes nacionales que usan los métodos de los bandoleros hasta que han destrozado el cuerpo de la civilización hasta el nivel en el que estas bacgterias putrefactivas inferiores pueden reducirlo a una descomposición completa.
    Así pues, está claro que debe evitarse otra guerra a cualquier precio. La única consecuencia de ella sería el descenso directo al bandidaje o el descenso via dictadura que, tras un desdichado retraso, se liquidará en la misma barbarie."

(Gerald Heard, 1935, "And suppose we fail? After the next war" en Challenge to Death. Londres: Constable).

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